DIEGO ROVÉS / Palma de Mallorca
Cuando el turista piensa en la isla de Mallorca, en el archipiélago español de las Baleares, es lógico que la primera imagen que le venga a la cabeza es la de una playa con sus consiguientes hamacas y hoteles a pocos metros. Sin embargo, hace ya tiempo que la isla intenta explotar el lado más cultural de su capital, Palma de Mallorca.
Son cada vez más los turistas que se acercan a la ciudad para pasar unos días y disfrutar de su arquitectura característica y sus monumentos, así como de la fantástica vista del puerto. Rotos y Descosidos ha encontrado un hotel urbano para los visitantes que busquen tranquilidad y buena situación.
Araxa, construido en 1953, está ubicado en una zona residencial, a escasas manzanas al sur de la zona del Poble Espanyol. Es una zona tranquila, repleta de casas unifamiliares y edificios de gran originalidad, sin apenas ruido de tráfico. Para entrar al edificio, el huésped atraviesa el jardín, verde intenso, con numerosas palmeras y plantas que incrementan esa sensación de tranquilidad nada más llegar, una sensación de sosiego que crece aún más con el cantar de los pájaros y el sonido del agua de un pequeño estanque.
Es aquí donde podremos disfrutar del sol palmesano en una de sus 26 hamacas que rodean la piscina mientras tomamos una bebida del bar exterior.
La vista del visitante chocará con la fachada de Araxa, de estilo decadente, que le guiará hacia la puerta de entrada. A partir de esta puerta es donde reside el verdadero encanto del hotel, una exquisita elección de la decoración y la disposición del mobiliario, de estilo casi rústico.
Es en esta planta baja donde podremos entretenernos tomando algo en el bar de Araxa, en el que nos ofrecen todo tipo de bebidas entre las ocho de la mañana y las doce de la noche. Además, el bar tiene un servicio de snacks fríos y calientes hasta las once de la noche, un dato importante si tenemos en cuenta que es posible que no lleguemos a tiempo para el horario de comedor.
A través de una puerta podremos acceder al restaurante, donde desde las mesas del recinto, al igual que en el bar, el comensal podrá disfrutar de la apacible vista del jardín gracias a las continuas cristaleras que separan ambos espacios.
Las paredes están parcialmente adornadas con cuadros, grabados y azulejos dedicados a la tauromaquia y es de comentar la perfecta iluminación del local, debido a las lámparas que cuelgan del techo que constituyen grandes globos de luz blanca.
Para comer aquí, el cliente puede elegir entre un menú del día o la carta. El menú cuesta 15 euros, y Araxa nos ofrece un primer plato, a elegir entre tres, un segundo, a elegir entre otros tres, y el postre.
En cuanto a la carta, formada por platos de entre los 7 y los 20 euros, destacan las originales ensaladas y la comida típica de la zona, ésta última con reserva anticipada. Recomendamos en primer lugar el foie de pato al Armagnac, con un estupendo sabor y de textura firme.
La comodidad es un rasgo presente en todos los rincones del Hotel Araxa, y no iba a ser menos en las habitaciones, 72 en total, 51 dobles y 21 individuales, donde la dirección del hotel busca el mayor confort exigible, de modo que el cliente pueda llegar a sentirse como en su propio hogar.
Por ello, tanto el espacioso armario, como las sencillas mesitas de noche y el espejo y escritorio no son nada del otro mundo, aunque la línea estilística que siguen sea deliciosa a la vista. Aquí volveremos a ver la confianza que depositan en la madera como material base, tanto en el mobiliario como en el parquet del suelo, de un color caoba cálido.
Perfectamente combinado con estos colores base, el cliente encontrará la ropa de cama y las cortinas, que ayudan a rematar la gama cromática predominante en el establecimiento.
Es curiosa la presencia de una lámpara de pie en la propia terraza, justificada por la relajación que el cliente podrá experimentar al estar sentado en las confortables sillas de mimbre durante las suaves noches palmesanas. Eso sí, también tendrá que tener cuidado con las curiosas miradas de los vecinos que habitan el edificio de enfrente.
El establecimiento está orientado sobretodo a un público ejecutivo, clientes de empresa, por lo que ofrece entre sus servicios tres salas de reuniones, en ocasiones utilizadas para celebraciones privadas.
Dos de ellas, las grandes, miden 95 metros cuadrados aproximadamente, y están dotadas de todo tipo de comodidades, tales como proyectores, conexión a Internet, aire acondicionado y barra de bar. En el semisótano del hotel está ubicada la tercera sala, de 50 metros cuadrados, que cuenta con conexión a Internet, teléfono y aire acondicionado.
Hace ya algún tiempo que la dirección del hotel decidió ofertar un servicio añadido para este tipo de clientes, un spa. Y es que en el sótano del hotel el visitante podrá encontrar un pequeño gimnasio con todo tipo de maquinaria dedicada al culto al cuerpo.
Y es que es este rincón uno de los que más llama la atención, debido a lo espacioso y estiloso. Las paredes están en parte revestidas con pequeños y elegantes azulejos negros, que contrastan con el blanco de la parte restante de las mismas paredes y de los sanitarios.
La suma de todos estos párrafos no hace otra cosa más que recordar que para encontrar un rincón encantador en el que descansar satisfactoriamente no hace falta irse a parajes lejanos ni pagar la salvajada del siglo. El Hotel Araxa es uno de ellos, y Rotos y Descosidos estuvo allí.